Esta política para potenciar una movilidad saludable tiene que contemplar varios objetivos, como configurar un modelo de transporte más eficiente, mejorar la integración social de los ciudadanos, incrementar la calidad de vida, no comprometer las condiciones de salud y aportar más seguridad.
Los inconvenientes de este modelo, entre los que destacan la contaminación del aire, el consumo excesivo de energía, los efectos sobre la salud, de la población o la saturación de las vías de circulación, han provocado una voluntad colectiva por encontrar alternativas que ayuden a paliar estos efectos negativos y a idear un nuevo modelo.